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04-12-2006 La celebración de Santa Bárbara
 

Esta imagen nos hace retroceder en el tiempo, situándonos en un 4 de Diciembre de los primeros años del S. XX, para ver como se conmemoraba el día de Santa Bárbara en el Cerco de San Fausto, una efeméride que se extendía a todos los establecimientos mineros, así como a todos los municipios de nuestro distrito.

Desde que empezaron a trabajarse nuevamente las minas, sobre todo a partir de comienzos del S. XIX, la celebración del día de Santa Bárbara ha tenido en este distrito una gran importancia. Desde que esta figura está unida a la minería, su relación ha sido tan estrecha que el nombre de Santa Bárbara fue adoptado por muchas sociedades, así como por muchos de sus pozos, en honor a ella.

Esta fotografía muestra una de las manifestaciones, la más popular, de cómo se celebraba la fiesta en honor a Santa Bárbara. Una efeméride en la que participaban conjuntamente las diferentes clases sociales de la época, en torno a la celebración de una misa con su posterior procesión en la que participaba la práctica totalidad de la “familia minera” (trabajadores, empresarios, autoridades municipales, iglesia, organizaciones juveniles, etc), aún no siendo alguno de ellos personas de costumbres religiosas, lo que da una idea de la gran devoción que se sentía por esta santa.

Si observamos la imagen, vemos que todos lo que aparecen no son, ni mucho menos, meros espectadores, sino actores de una fiesta tradicional enraizada en el modo de vida de la sociedad minera de aquella época, que daba muestras de amor y júbilo a su patrona, dónde los cantes se mezclaban con rezos, gritos y llantos hacia su figura.

Cuando las minas estaban en su mayor esplendor la fiesta de Santa Bárbara empezaba muy temprano, disparando cargas de dinamita (barrenos) que se prolongaban hasta el día siguiente. A continuación se celebraba la tradicional misa, para una vez concluida, sacar en procesión la imagen de la santa, que se veneraba en la capilla que muchas compañías de la zona tenían en sus instalaciones. Durante el día se desarrollaban otras actividades como los famosos concursos de entibadores, barrenado, construcción de portadas de galerías, ofrendas florales, juegos para niños, etc.

Tras finalizar la procesión, esta participación colectiva se fragmentaba, al celebrarse un almuerzo al que solamente asistían los directivos, técnicos y encargados, así como las autoridades más distinguidas de la localidad. Mientras, los trabajadores seguían divirtiéndose hasta que se celebraba por la noche la tradicional verbena popular con orquestas de la localidad o algunos grupos de cuerda.

Algunas compañías del distrito, por lo general las grandes sociedades, se encargaban de sufragar todos lo gastos originados por esta celebración, teniendo incluso algún detalle con los hijos de los trabajadores, a los que obsequiaban con una chocolatada y su correspondiente bollo de leche, y la entrega de algunos cuentos y de pequeños libros.

Mucho más distante de esta fiesta popular se encontraba la que celebraban facultativos, Colegios y Escuelas de Minas, que se limitaban a la asistencia a la consabida misa en honor a la patrona, y un banquete posterior en un famoso restaurante de la localidad. En ocasiones profesores y alumnos asistían a banquetes por separado, al de estos últimos asistía algún que otro profesor a la hora de tomar café.

Con el cierre progresivo de las minas la significación y el alcance de esta antigua fiesta se ha ido diluyendo en el tiempo, quedando en el recuerdo de muchas personas, que añoran y tratan de recuperar esta celebración. Esta inquietud ha llevado a que en algunos antiguos poblados, ahora convertidos en segunda residencia, se están celebrando actos conmemorativos en honor a Santa Bárbara, como en El Centenillo, dónde se celebra una romería en torno al 4 de Diciembre en honor a la patrona de este poblado. Igualmente en el poblado de El Guindo se conmemora esta festividad, durante el último fin de semana del mes de junio, mediante la celebración de una misa, procesión y una verbena, que a muchos de ellos les trae recuerdos de cuando en su juventud las orquestas de La Carolina (Cattoni, Infantes, etc.) y grupos de cuerda, como “Los lazarícos” le hacían pasar unas veladas inolvidables, que junto a la celebración de otros eventos (Navidad, comuniones, matanzas,..) consolidaron unos lazos de amistad y de experiencias inolvidables que les ha llevado, nuevamente, a tratar de recuperar esta festividad, que cada año cuenta con un mayor número de asistentes. Así, sirven de punta de lanza para poder transmitir a la sociedad actual unas de las tradiciones que no están dispuestos a que desaparezcan, sino que pasen a ser una herencia más que puedan transmitir a las generaciones venideras.


Celebración de Santa Bárbara en el Cerco de San Fausto
    
 
         
         
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