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04-12-2006 Memoria de Arrayanes 1838 (1)
   

LA

MINA DE ARRAYANES

Y FÁBRICA DE PLOMOS

RESERVADA AL GOBIERNO EN LINARES,

CONSIDERADAS

EN SUS DOS ÉPOCAS DE ADMINISTRACIÓN

POR LA REAL HACIENDA,

Y EN ASOCIACIÓN PARTICULAR

POR DON ANTONIO PUDULLÉS,

EN JUNIO DE 1837.


MADRID

EN LA IMPRENTA NACIONAL

1838


La Empresa de plomos de Linares formada en 1830 por la imposibilidad absoluta en que la Real Hacienda estaba de continuar en administración aquel Establecimiento, ofreció desde luego un campo vastísimo á críticas apasionadas que no descuidaron en cultivar los interesados en los abusos, y aquellos especuladores en géneros que utilizaban los desaciertos y penurias de las oficinas. El interés mezquino se aprovechó de la disposición que existe en muchos españoles contra las mejoras y proyectos útiles, y se propuso hacer la guerra, sin reparar en medios. Asi, para dilucidas una cuestión de suyo tan sencilla, como era saber si el Establecimiento lo ha mejorado ó no la Empresa; si en adelante podrá ó no ser útil á la Nacion que lo abandonara por ruinoso; y si esto se debe ó no se debe á la inteligencia, laboriosidad y desembolsos del asociado, se han empleado calumnias en vez de razones, y se ha hablado mucho de memoria por quien, ó no lo entiende, ó lleva miras siniestras. A todo se mostró impasible la Empresa descansando en la rectitud de su proceder; empero las acusaciones han tomado otro carácter, y está ya en el caso de romper un silencio que pudiera interpretarse mal. No debe contentarse con su íntimo convencimiento de ser pura é intachable; es menester parecerlo asi ante el público. Se ha pretendido herir la reputación é inteligencia, criticando sus operaciones en papeles públicos 1 y privados, y aun en la tribuna del Cuerpo legislativo. Un Diputado 2 que quiso convertir en interés nacional, el que era esencialmente suyo, se atrevió á asegurar á las Córtes que esta rica mina daba anualmente 12,000 duros de productos negativos, trayendo en su apoyo noticias tan inexactas y conocimientos tan miserables, que en vez de lograr su objetivo de atacar á la Empresa, se colocó en la situación mas ridícula, echando por tierra su reputacion de minero.

Va pues el asociado á contestar con hechos las vulgaridades risibles y suposiciones gratuitas en que giran los argumentos de sus contrarios; y asi sin grandes habilidades ni esfuerzo serán desvanecidos cual humo, llevando en pos de sí el justo desprecio de quien usó tales armas, no en pro de los intereses nacionales, sino en provecho propio; no por deseo de que se remediasen los abusos, sino es aspirando á medrar en ellos; sopor descubrir la verdad denunciando hechos con crítica y decoro, sino es por la idea torcida de zaherir reputaciones, embrollándolo todo sin probar nada. El público juzgará de la exactitud de tales asertos; y aunque la materia controvertida sea agena á los conocimientos de la mayoría de él, tiene tanta fuerza la verdad, y se recomienda tanto, que naturalmente la distinguirán todos de entre la sofistería que quiere reemplazársele.

El asociado presentará á los lectores el estado en que encontró la mina y fábricas en 1830; las condiciones de la contrata de asociación con la Direccion de Minas; las reformas introducidas en el Establecimiento; las dificultades que ha hallado en su marcha y esfuerzos para superarlas; las mejoras hechas en la mina y fábricas con su industria y capitales; y por último las razones que aconsejan la variación de contrata si no han de perderse tantos afanes y sacrificios. Esta narración será tan sencilla como pide el asunto, y cabe en la instrucción de un fabricante honrado; y la necesidad de rescindir el contrato de asociación, no será derivada de faltas cometidas por alguna de las partes que la formaron: se derivará, si, de la naturaleza de las cosas, que no puede variar por mas que el esfuerzo humano en ello se empeñe. Si se hubiera meditado que una Empresa que lleva ocho años de existencia, en los que el asociado ha trabajado de una manera inimitable (consumiendo toda su fortuna, y aun contrayendo empeños para no descuidar nada de lo que se ha estimado útil); que no ha tenido estorbos de parte del Gobierno supremo, y al contrario ha sido apoyada por la Direccion de Minas; y que por todo resultado de tan favorables circunstancias ha logrado solo el triste convencimiento de que no puede marchar ni elevarse á la altura que reclaman sus intereses, se hubiera conocido que llevaba en su origen, en las bases de su contrata, el gérmen de la destrucción. Y siendo ya incuestionables las desventajas de la Empresa, el pretender que el sócio continúe con ella, cuando ni aun su reembolso lo ve probable, y atribuir á veleidad, miras de interés ú otras innobles el paso que ha dado de solicitar la mina en arriendo, es conocidamente injusto. Tambien lo es el querer que se complete la cierta ruina de un hombre que todo lo ha sacrificado en esta Empresa, por el tenaz prurito de sostener lo hecho, pues el amor propio, como los miramientos y consideraciones, no deben llevarse tan allá. Puidullés no culpa á personas determinadas; culpa á la contrata, á que él mismo cooperó, y de que entonces era difícil separar los inconvenientes y trabas que después se han tocado; y no es la menor el que una de las partes ejerza autoridad (la Direccion del ramo), y á la otra se considere igual y súbdita á un tiempo mismo.

Basta por ahora de vindicación; y para cerrar de una vez la boca á tantos necios ó maliciosos declamadores como han exagerado la riqueza de la mina, la inutilidad de las costosas obras hechas en ella, y las miras de grande interés que envuelve la solicitud de arriendo, se les dirá por el asociado:

1º. Que si la mina hubiera sido rica y útil al Estado, no existiria la Empresa.

2º. Que si el Empresario que ha costeado las obras, no las hubiera creido indispensables al desarrollo de la industria, y á la economía en las operaciones, estaba en su interés el evitarlas.

3º Que para no hacer novedades y mejoras en los artefactos, á fin de competir con otros géneros manufacturados por particulares, bastaba y aun sobraba la direccion por la Hacienda.

4º. Que si tantas ganancias se suponen en el arriendo propuesto por Puidullés, abierta deja este la puerta á cuantos aspiren á ellas, reembolsándole de sus adelantos, en los términos que ha anunciado.

Y en prueba de la franqueza y buena fe con que el asociado camina, lo primero que solicitó del Gobierno fue la publicidad, como puede verse en el último párrafo de este escrito. ¡Tan distante ha estado siempre de amaños y negociaciones clandestinas!


ESTADO DEL ESTABLECIMIENTO

AL CESAR SU ADMINISTRACION.

El excesivo valor que por su estanco tenian los géneros plomizos, podia únicamente conservar de cuenta del Gobierno su administración; pero desde que el Señor Ministro de Hacienda Garay dio latitud al comercio de plomos por medio del desestanco, empezaron á decaer las fábricas de Linares y á disminuir sus consumos, en términos que las Direcciones de Rentas y Crédito público, por cuyo conducto fueron gobernadas, tuvieron que suplir las cantidades que resultaron en déficit entre sus ingresos y gastos. Esto dio motivo á hacer ventas forzadas á precios ínfimos, siendo entre ellas la mas notable (por sus perjuicios, que pasaron de tres millones de reales) la que tuvo efecto con D. Luis Figueroa, quien se propuso y consiguió consumir á mansalva con menos precio todos los grandes repuestos de mineral que habia, por la variedad de contratas que hizo sin publicidad, cuya falta fue reclamada al Gobierno, aunque en balde, favoreciendo sus manejos y poca aprension el cambio de 1823. Estableció una fábrica de municiones en la Carolina (distante tres leguas de Linares) con el doble objeto de destruir la de este pueblo con sus mismo frutos, haciendo por consiguiente nulos los rendimientos con que se contaba para su sostén. Por desgracia llegaron casi al colmo sus deseos, pues la mayor perfeccion que dio á aquella manufactura, la economía en su administración, y la rapidez y actividad que comunica á estas especulaciones el interés individual, lo pusieron en estado de aventajar á la de Linares. Tal combinación de circunstancias desfavorables produjeron su efecto, y convencieron á la Direccion de Minas de que la administración de la de Linares era perjudicial al Estado, á quien como es sabido no le conviene elaborar por sí; y deseosa aquella autoridad de que no desapareciese todo el Establecimiento, se decidió á vivificarlo, amalgamándole á la industria y actividad de un particular. Hé aquí el orígen de la Empresa.


DE LA ASOCIACION.

Llegando á entender D. Antonio Puidullés las intenciones de la Direccion, y deseoso de aumentar lícitamente su fortuna, con el fomento de que eran susceptibles en sus mejoras los plomos, propuso á la misma en Junio de 1828 tomar á su cargo por diez años el Establecimiento de minas y fábricas de Linares bajo ciertas bases y condiciones que fueron elevadas á S. M. por conducto del Ministerio de Hacienda en 29 de Octubre del mismo año; y en 17 de Noviembre siguiente merecieron la Real aprobación, mandándose que Puidullés afianzase por medio de escritura pública con 200,000 reales en fincas libres el cumplimiento de lo acordado. En efecto, prévio este requisito, en 24 de Enero de 1829 por ante D. Manuel de Retes, Escribano de la Direccion, fueron consignadas en instrumento solemne las bases en que estriba dicha sociedad, reducidas á que Puidullés facilitase los caudales necesarios para todos los gastos del Establecimiento, con mas 10,000 rs. mensuales aplicados á amortización, que después quedaron en cinco por la baja que produjo la competencia en los mercados, reintegrándose con los productos y dividiendo por semestres entre ambos sócios el líquido que resultase; que las existencias de la Hacienda nacional y lo que recaudase la Inspeccion quedasen á cargo de la sociedad, pagando uno y otro de la masa comun á los precios que estableciese para la venta de sus géneros, y á otras disposiciones análogas á la naturaleza del contrato. A este fin se personaron en Linares el Secretario entonces de la Direccion general de Minas, Sr. D. Rafael Cabanillas, y Puidullés, quien después de varias discusiones, dejaron plantead su marcha, y se le dio posesion del Establecimiento en 1º de Enero de 1830, y en union con el Director del mismo empezó á dirigir esta Empresa.


(Continuará en próximos números de La Galena)

1 Véase el suplemento al Eco del Comercio, número 1126, ó sea 29 de Mayo de 1837.

2 Discurso del Sr. D. Laureano Llanos, sesion de 9 de Enero de dicho año.


Portada del informe de D. Antonio Puidullés

Sello de la Mina de Arrayanes en época de Puidullés
   
 
         
         
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