LA ELECTRICIDAD.-
El vapor fue paulatinamente sustituido por la electricidad. En primer lugar se instalaron Centrales Eléctricas, que generaban la electricidad a partir de corrientes de agua o a partir de máquinas de vapor. En Linares destacó la Compañía Mengemor.
Aunque los primeros intentos de utilización de la energía eléctrica datan de finales del s. XIX, es con el s. XX cuando comienza la progresiva e imparable extensión de la electricidad como fuente de energía para iluminación, usos industriales y transporte.
Inicialmente la producción de energía eléctrica estaba muy localizada en las cercanías de los puntos de consumo, por la dificultad de transportarla a grandes distancias sin pérdidas. Así surgieron las “fábricas de electricidad”.
Desde 1921 la Compañía Linarense de Electricidad dispuso de la central eléctrica “El Arquillo” próxima a la estación Linares-Baeza. Inicialmente era solo hidráulica, usando como generadores turbinas impulsadas por la corriente del río que aprovechaban una presa de 150 m. con un salto de 7 m. en el río Guadalimar.
Al aumentar el consumo eléctrico por la progresiva implantación, principalmente en la industria y el transporte, la central tuvo que recurrir también a la generación térmica de electricidad, especialmente por la disminución de caudal del río en verano.
Aunque todas las empresas mineras contrataron el suministro eléctrico, algunas de ellas construyeron sus propias centrales térmicas para generación de electricidad, a base de calderas y máquinas de vapor. En La Carolina, El Guindo dispuso de su propia central eléctrica; en Linares, aun se conserva el edificio de la central eléctrica en el tercio San José de la Mina de Arrayanes, en el que funcionaron generadores diesel.
La electrificación de la minería abarcó todas las etapas del proceso productivo: desde la extracción, el desagüe con bombas, la perforación por aire comprimido, la tracción para transporte, la iluminación, los trabajos de preparación mecánica, talleres de reparaciones, etc. Esto fue especialmente empleado en instalaciones mineras alejadas de las grandes áreas de población, como en la minas de Sierra Morena.